“Y se abrirá todo el cielo, no será un día normal. Después de todo, todo llega siempre de algún modo…” y llegaron ellos. Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale, con una bellísima interpretación de “D.L.G” de Fito Páez, abrieron el concierto en el escenario del Teatro Municipal, en la noche del domingo, en lo que fue su esperado regreso a Olavarría.
En esta ocasión, la talentosa dupla presentó su último material: “Canciones inoxidables”, un recorrido por música de distintos géneros – con predominancia del tango – de cantores populares; que permanece viva en nuestra memoria colectiva. “Canciones que a nuestro entender resisten el paso del tiempo, que serán aprovechadas seguramente por generaciones futuras, como nosotros hoy aprovechamos aquellas hermosas canciones que nos han venido del pasado, algunas viejas, otras un poco más jóvenes”, definió el músico rosarino.
El show se caracterizó por el aplauso incesante del público y una impecable puesta de luces y sonido – este último se vio interrumpido por unos minutos hacia mitad del concierto, situación que fue sorteada con destreza por los músicos sobre el escenario – .
La emoción fue la protagonista de la noche. Baglietto y Vitale interpretaron casi la totalidad de los temas del disco, sumando algunos clásicos y reversiones de temas más recientes, bajo un hilo conductor que propiciaba distintos climas: nostalgia, soledad, locura, esperanza, redención.
“Es un placer volver a este hermoso Teatro de Olavarría a reencontrarnos con ustedes que siempre nos tratan tan bien”, saludó Juan.
El concierto contó con dos segmentos de tango, “lo que más nos une” expresó Lito. “Dos segmentos con clásicos hermosos, con unas letras que son tremendas; le ponemos mucho énfasis a lo que dicen estas letras”, afirmó el pianista.
“Renaceré, preludio para el año 3001” (Piazzolla – Ferrer), “Naranjo en Flor” (V. y H. Expósito), “Uno” (Mores – Discépolo), “Como dos extraños” (Laurenz – Contursi), “Garúa” (Piazzolla – Goyeneche) y “Nada” (Dames – Sanguinetti) fueron los tangos que interpretó la dupla, con sello propio.
Al respecto, reflexionó Juan: “Nuestros viejos intentaron, cuando éramos chicos, inculcarnos el tango. Pero hay una edad en la que cualquier cosa que tenga que ver con nuestros padres no va. Sin embargo el tiempo pasa, pasa inexorablemente. Uno crece y se reconcilia con los afectos, con los familiares, con aquella maravillosa música. Y un día nos damos cuenta que nuestros viejos sí ganaron la batalla. Pasamos de sentir vergüenza porque nos relacionen con ellos a sentirnos orgullosos de tener una cosa más en común con nuestros padres”.
Por otro lado, durante el show, los espectadores fueron transportados imaginariamente hacia la ciudad natal de Baglietto: “Rosario. Una ciudad con buena gente. Con gente como lo fue Olmedo, el negro Fontanarrosa, como lo fue mi papá…”. Estas palabras fueron la antesala de la interpretación del tema de su autoría: “El pasado congelado en tu nombre de mujer, (…) Rosario eres como esas potras que se amansan cuando sienten que las tratan con amor…”. Continuando con estas pinceladas rosarinas, la dupla interpretó “En este barrio” de Baglietto.
También, los músicos nos presentaron a “Dios y el Diablo en el Taller” remendando madrugadas mientras la Virgen se pasea en camisón, tal como los imaginó Adrián Abonizio. Y “de tanto ver al demonio en la borra del café”, apareció a través de los músicos el “Príncipe del manicomio”, aquel paciente psiquiátrico del Hospital Carrasco que desde su demencia le canta al amor.
Otro de los momentos más emotivos de la noche lo constituyó la presentación de “Junio” de Jorge Fandermole, un homenaje a Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. “Aquella mañana fría una mano asesina se llevó para siempre la ilusión de dos jóvenes veinteañeros de cambiar el mundo”, expresó Juan.
Hacia el final del concierto, el público coreó “El témpano” – Baglietto – y “Canto Versos” – Fandermole -, para culminar con la interpretación de “una canción que apela a la memoria, para acercarnos hacia donde vamos y hacia donde queremos llegar”, tal como la definió Juan. Tras ello, reflector en mano, el músico rosarino interpeló directamente a los presentes, dirigiendo la luz hacia cada espectador. “No entregues tu perfecto amanecer, ni tus estrellas, ni tu arena, ni tu mar, ni tu incansable caminar…” rezó Baglietto.
Así finalizó la velada, ante la ovación de los presentes, tras la cual llegó el bis. Los músicos ofrecieron su versión de “Gricel” (Mores – Contursi). “Creo que nosotros hemos hecho un pequeño aporte al darle a la música de tango un clima distinto – consideró el rosarino – Sin dejar de respetar las versiones originales y a aquellos grandes cantores que las hicieron populares, les damos un clima a mi entender más propicio, para que la gente más joven se acerque al tango”.
De esta manera, se cerró el telón. El público aplaudió de pie.