Los cóndores del Bioparque Municipal “La Máxima” realizaron la primer postura de la temporada reproductiva 2019, consolidando a nuestra ciudad como cuna de cóndores.
El año pasado -y luego de un trabajo que llevo más de tres años- se logró la consolidación de los lazos de la pareja reproductiva “Rawson y Curá”. En ese entonces fueron dos posturas que no fueron fértiles, pero que dieron la pauta de que este año repetirían la reproducción y así fue.
Una vez constatada la postura del huevo, por el Veterinario del Bioparque Horacio Grand, se dio aviso a la Fundación Bioandina que lo retiró para ser incubado en el Ecoparque Buenos Aires e inducir una segunda postura en la temporada.
“Nosotros estábamos esperando la postura, ya que varias veces el apareamiento de la pareja había resultado efectivo e incluso el día que celebramos la Pachamama ellos se aparearon antes de dar comienzo a la ceremonia”, sostuvo el director del Bioparque “La Máxima” Flavio Maldonado. Una docente del Colegio Nuevas Lenguas notó durante su visita que se encontraba un solo cóndor. Al consultar acerca de esta situación, los cuidadores especializados en Bienestar Animal Pablo Cajal y Víctor Díaz y el encargado de Bienestar Animal Matías Graciarena tomaron los recaudos necesarios para constatar la puesta y llevaron adelante (junto al equipo veterinario) el operativo para retirar el huevo.
Es importante conocer que los cóndores andinos son aves K-estratega, son longevas, llegando a vivir más de 70 años, poseen una baja mortalidad, lenta maduración sexual, crianza de pichones alternada en años y un extenso período de cuidado parental. La madurez sexual ocurre a edad avanzada, entre 8 y 9 años. Es un animal monógamo: la pareja pone un único huevo, en la arena o gravilla del suelo, sin construir ninguna estructura, lo incuban, crían al pichón y tienen un largo cuidado. Estos extensos ciclos reproductivos indican que una pareja cría un único pichón cada 2 o 3 años.
En vista de esta baja tasa reproductiva, para que la población de cóndores se mantenga estable se necesitan igualmente bajas tasas de mortalidad. Dadas estas circunstancias, la mortalidad causada por el ser humano genera un gran impacto sobre las poblaciones naturales, llegando a ponerlo en riesgo de extinción, razón por la cual estos programas de conservación que lleva adelante el Bioparque “La Máxima” resultan fundamentales en una estrategia de conservación de la especie y más amplia protegiendo los ecosistemas.
Rawson ingresó a La Máxima en el 2017 y es un cóndor macho que lleva ese nombre debido a su lugar de procedencia: la provincia de Chubut.
Actualmente Olavarría cuenta con tres parejas reproductivas de cóndores, en una clara muestra de participación activa e importante dentro del Programa de Conservación Cóndor Andino, de la Fundación Bioandina Argentina. Esto marca un claro desarrollo de los programas de Conservación en el Bioparque que desde el año 2004 forma parte de manera sostenida de este proyecto, habiendo producido la liberación de cóndores en la Patagonia Argentina.
Cóndor Andino
El Cóndor Andino, el ave voladora más grande del mundo, ha sido venerado por las comunidades originarias de Sudamérica, quienes lo han considerado el Espíritu mismo de los Andes, un nexo sagrado entre los hombres y Dios.
Si bien fue abundante en otro tiempo, este animal emblemático, eslabón simbólico con nuestro pasado cultural, se ha convertido hoy –lamentablemente- en un desafío de conservación.
En 1991 en Córdoba (Argentina) se dio origen al Proyecto de Conservación Cóndor Andino (PCCA). Este proyecto está organizado por el Zoo de Buenos Aires, la Fundación Bioandina Argentina y cuenta con el apoyo de prestigiosas instituciones nacionales e internacionales.
Su principal objetivo es asistir a la conservación de estas fabulosas aves y su majestuoso ecosistema, a todo lo largo de la cordillera, para asegurar la supervivencia de quien es considerado el Espíritu viviente de los Andes.