La Dirección de Bromatología del Municipio informa acerca de la implicancia de la inspección bromatológica en materia de salud pública. Al mismo tiempo, ofrece un informe en relación a las inspecciones efectuadas en el transcurso de 2022.
Las Enfermedades de Transmisión Alimentaria (ETAs) sólo pueden ser evitadas asegurando la inocuidad de los alimentos en cada uno de los eslabones. Por lo tanto, prevenirlas es una responsabilidad compartida por los productores, los elaboradores, los comercializadores, los consumidores y el Estado.
En lo que respecta a la función indelegable del Estado es el inspector bromatológico quien tiene entre sus responsabilidades, la labor de:
– Verificar el cumplimiento por parte de los elaboradores de alimentos de la normativa correspondiente.
– Orientar a los elaboradores/comercializadores de alimentos, colaborando con la modificación de procedimientos de producción, distribución y comercialización de alimentos que pueden resultar riesgosos para la salud.
A través de estas dos tareas primordiales, la inspección alimentaria es un trabajo que lleva a cabo el área de bromatología y está orientado principalmente a la promoción de la salud, a través de la prevención de las enfermedades transmitidas por los alimentos.
Durante el 2022, se labraron alrededor de 1600 actas donde los inspectores procedieron a:
– Constatar condiciones edilicias e higiénico-sanitarias de los locales comerciales.
– Verificar la ausencia de vectores transmisores de enfermedades (roedores y cucarachas).
– Controlar que el personal de trabajo esté capacitado en manipulación de alimentos, exhibiendo cada uno de ellos el carnet que así lo acredita así como el uso de indumentaria adecuada.
– Verificar que los alimentos estén dentro del período de aptitud, así como almacenados correctamente, respetando las temperaturas de conservación indicadas en sus rótulos.
La inspección puede estar relacionada con controles de rutina, realizarse a raíz de una denuncia o para la habilitación del comercio.