El pasado viernes, el pichón de cóndor andino “Newen”, que significa fuerza, fue liberado en las Sierras de Pailemán, en el marco del Proyecto de Conservación del Cóndor Andino.

El recorrido se inició en el mes de julio, cuando Newen fue trasladado junto a su bandada, con destino primero la ciudad de Trelew (Chubut) y desde allí hacia Río Negro, para iniciar todo el proceso de adaptación y socialización en un ambiente especial, previo a la suelta.

Este operativo fue coordinado por un equipo profesional integrado por personal del Ecoparque de Buenos Aires y referentes del Proyecto de Conservación del Cóndor Andino.

En principio, cabe recordar que Newen fue trasladado en el mes de septiembre del año 2022 al Ecoparque, donde pasó un período de pre adaptación de varios meses, hasta la fecha actual.

El Ecoparque de Buenos Aires, junto al Bioparque Municipal “La Máxima”, forma parte del Programa de Conservación del Cóndor Andino, junto a otras instituciones nacionales e internacionales.

En el marco del PCCA se trabaja desde hace más de 30 años para que el cóndor vuelva a poblar la costa atlántica de Patagonia. Por más de un siglo estuvo extinto y con un enorme esfuerzo se logró que volviera a su antigua área de distribución.

Newen, es el ejemplar número 18, nacido de una pareja reproductora en la ciudad de Olavarría. El padre lleva el nombre de “Rawson” y la madre “Curá”.

El cóndor nació el 3 de marzo del año 2022 y la crianza estuvo a cargo de sus padres hasta el 13 de septiembre, momento en el que fue derivado al Ecoparque de Buenos Aires, siendo uno de los pichones más grandes.

Esta especie tiene una muy baja tasa reproductiva, necesitan más de 10 años para alcanzar la madurez sexual y, cada pareja, sólo es capaz de criar un solo pichón, cada dos o tres años.

En cautiverio, es posible aumentar su capacidad reproductiva, retirando el primer huevo de la temporada y dejando el segundo al cuidado de sus padres. Los huevos retirados de las instituciones zoológicas que forman parte del PCCA son incubados artificialmente en el Ecoparque de Buenos Aires.

Cabe aclarar que todos los pichones nacidos en el marco del programa son criados en aislamiento humano a través del uso de títeres de látex que representan a sus padres.

Pasados dos meses, los pichones son socializados junto a ejemplares silvestres, siempre manteniendo el aislamiento. Ellos permanecerán en estas condiciones hasta completar su plumaje juvenil, pardo ocráceo, lo cual logran a partir de los seis meses de edad. A partir de ese momento estarán listos para ser incluidos en programas de liberación.

El relato olavarriense en primera persona

Tras varios meses de planificación, un grupo de olavarrienses viajó hasta las Sierras de Pailemán para participar de la liberación y de la ceremonia ancestral, entre ellos se encontraba el médico veterinario y ex director de La Máxima, Carlos Romero y la profesora Ivone Olivetto, integrante de EcOlavarría, quien relata su experiencia, que fue maravillosa e inolvidable.

Entre los presentes, se encontraban además Luis Jácome y Vanesa Astore, referentes del Proyecto de Conservación de Cóndor Andino.

El viaje fue organizado por el Dr. Carlos Romero, junto a la Asociación de Jubilados y Pensionados Municipales de Olavarría. Dentro de este grupo viajaron los integrantes de la ONG EcOlavarría Alejandra Gelso, Roberto Barbiero, el Carlos Romero e Ivone Olivetto, un grupo de voluntarios comprometidos con el cuidado del medio ambiente.

“Como dice la gente que hace muchos años está en el proyecto, esto es solo el comienzo, se viene trabajando hace muchos años para lograr este objetivo. Es el inicio de algo por lo que uno siempre trabaja, que tengamos una mejor calidad de vida para todos, en la naturaleza, en los seres con lo que compartimos, como lo es en este caso el cóndor, que no es local, vive acá en cautiverio y tiene esta función dentro del Bioparque asociada a la reproducción. La hembra es reproductora de hace muchos años y ha permitido liberar muchos pichones”, rescató la profesora Olivetto.

“El objetivo logrado es que se cumpla todo el ciclo de volver a la naturaleza, lo que en algún momento el hombre, las distintas condiciones hizo que el cóndor desapareciera de esos lugares donde habitaba”, sostuvo.

En este sentido rescató la iniciativa del Dr. Carlos Romero cuando estuvo a cargo de La Máxima de construir la condorera, proyecto en el cual estuvo trabajando también Ivone Olivetto hasta el año 2001. “Recuerdo tener una maqueta medianamente armada de la condorera, me parecía imposible y cuando se logró en el 2003, 2004 y así sucesivamente, fue increíble”. Al mismo tiempo, agregó “cuando la pareja puso el primer huevo, después nació el pichón, y después se realiza todo ese camino, realmente fue emocionante, y especialmente participar de la liberación de cóndores que se realizó este 6 de octubre”.

“Me emociona por todo ese tiempo transcurrido, por todo ese trabajo, por toda esa existencia, por creer en ese objetivo, que es ver al cóndor planeando. Es impresionante ver volar ese animal en la sierra, que es bellísimo, que es colosal, que es tan grande, con esas alas abiertas, que miden tres metros, esos colores, el pichón que a veces queda camuflado entre la piedra”, contó.

“Lo mirábamos a uno de ellos cuando salió y se abrió esa jaula, no lo podíamos distinguir hasta que nos pusimos los binoculares. Realmente fue muy emotivo, una gran paz, ver ese paisaje de la Patagonia, la meseta de Somuncará, donde vive una familia que serían los cuidadores de ese lugar sagrado donde está el cóndor”, narró Ivone Olivetto.

“Los pueblos originarios vinieron e hicieron una ceremonia, donde hubo como una bendición, un pedido, en su lengua, agradecer, pedir permiso, entregar ese tesoro grande que son los condores”.

“Fue realmente desde lo personal maravilloso”, afirmó.

Olivetto comentó que en un momento previo a la liberación hicieron una caminata de 4 kilómetros hasta llegar al pie de la sierra, de la que fueron parte grupos de distintas edades, chicos de escuelas cercanas a la zona, adultos mayores y visitantes de otros países, que se sumaron a este espectáculo majestuoso.

En el marco de la ceremonia donde los integrantes de los pueblos originarios hicieron sus ofrendas “uno de ellos relata que su padre hacia la ceremonia y que falleció hace poco tiempo, por lo que le dejó el legado para que continúe, en ese momento tan emotivo aparece desde lo alto de la sierra desplegado en todo el cielo uno de los cóndores, después se dan cuenta por el registro que tienen que se trataba de un cóndor liberado en el 2014, y apareció ahí planeando como aceptando, validando esta ceremonia”.

“Todo parecía que era mágico, los sonidos del viento, los instrumentos que portaban, todo era mágico”, agregó.

“La jaula está encima de la sierra, en la punta, donde ahí se adaptan los cóndores durante algunos meses, son llevados hasta allí, cuentan con toda una identificación. Newen, es el número 81, tiene unos transmisores para realizar un monitoreo permanente, desde el momento que empezó a volar, un grupo de guardaparques y especialistas hacen todo el seguimiento y sus movimientos. Newen fue el primero en salir, desplegó sus alas y se dejó llevar”, relató Ivonne Olivetto.

Un grupo de niños y niñas, entre 10 y 12 años, subieron hasta la sierra y liberaron plumas, que simbolizan a aquellos cóndores que están en cautiverio y que no pudieron volver a la naturaleza. “Fue muy movilizante, mirabas a tu alrededor y todo el mundo estaba lagrimeando, lo pude compartir con mi hija Lucía de 21 años, que estaba dentro del grupo, y fuimos partícipes de esto maravilloso que vivimos”, cerró Ivonne.


Proceso de adaptación

La bandada de cóndores sin experiencia de vuelo se armó aproximadamente en abril, en el Ecoparque. Durante unos meses los cóndores estuvieron conociéndose, consociándose y conviviendo en el mismo recinto. Una vez que se conformó sólidamente esa bandada, en el mes de julio se trasladaron a la plataforma de liberación que se encuentra en la Base de Campo del PCCA en Sierra Pailemán. En un recinto que se encuentra en el filo de la sierra.

Ahí los cóndores que fueron liberados hace pocos días comenzaron a adaptarse al lugar, conocer el clima, los vientos de la sierra, recibieron la visita (por afuera del recinto) de los cóndores silvestres de la zona e hicieron sus primeras prácticas de vuelos cortos.

El pasado viernes 6 de octubre se produjo la  liberación de tres cóndores sin experiencia de vuelo. Todos provenientes de cría parental en cautiverio. Kawsarichiq (de Ecoparque de Buenos Aires), Newen (del Bioparque Municipal La Máxima de Olavarría) y Llahue (del Parque Faunístico de San Juan).

Una vez que liberados, se realiza el seguimiento a campo durante los próximos meses.