Desde el Bioparque Municipal La Máxima se informa que se trabaja, en forma colaborativa con el Serpentario Educativo de Tigre, en el rescate de tres ejemplares de lampalagua o boa de las vizcacheras (Boa constrictor occidentalis) víctimas del mascotismo. Dos de ellas fueron alojadas en el Bioparque, y a partir de eso se comenzarán a dar los primeros pasos en la constitución de un programa de conservación y reproducción, para la especie en peligro de extinción. Los animales fueron recibidos por el médico veterinario Sebastián Valdez y el cuidador de reptiles Víctor Díaz, junto al encargado de Bienestar Animal Matías Graciarena.
La boa constrictor es la especie de la familia Boidae, de mayor distribución en el continente americano, desde el norte de México hasta el centro de Argentina. Es una especie con elevada plasticidad ecológica, no sólo respecto de otras boas sino también en relación con la mayoría de los ofidios del continente. Presenta hasta 3 mts de longitud y 18 Kg. de peso.
La presencia de la boa Lampalagua fue confirmada en 13 de las 23 provincias en que se divide políticamente el país. Se encuentra amenazada por la modificación de su hábitat y la contracción progresiva de su área de distribución, como resultado del avance de la frontera agropecuaria.
La boa Lampalagua es considerada una serpiente amenazada en Argentina. Más allá de la prohibición al comercio internacional, conferida por su inclusión en el Apéndice I de la CITES 8 Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), no existen políticas de conservación activas para esta boa en Argentina, con excepción de una prohibición general de su caza y comercialización tanto en el orden provincial como nacional.
Su conservación, en definitiva, dependerá del éxito que se alcance como resultado del ordenamiento territorial de los bosques nativos de nuestro país. Esta boa podría utilizarse como especie bandera para promover la creación de nuevas reservas en ciertos sitios.
Actualmente, el afán de contar con mascotas “exóticas” y “diferentes”, ha llevado a la gente a ver en animales como monos, felinos e iguanas, alternativas a los tradicionales perros y gatos.
La razón principal reportada para tener animales silvestres en el hogar es su atractivo estético y el placer producido por su tenencia (“son lindos”, “me gustan”). Además, muchos adultos opinan que la tenencia de una mascota silvestre favorece en los niños “el amor y respeto por la naturaleza”.
Desde el punto de vista de la salud pública esto implica muchos riesgos para las personas que se encuentran en contacto con animales silvestres, ya que existe el peligro de contraer alguna enfermedad zoonótica.
Cuidar un animal silvestre requiere muchos conocimientos y una gran dedicación. En la mayoría de los casos, incluso cuando intervienen especialistas, es imposible mantener en cautiverio a un animal silvestre sin que manifieste estrés y necesidades que no le podemos satisfacer mientras se encuentre en cautividad.
En este contexto, bajo el lema “Juntos podemos decirle basta al mascotismo”, desde el Departamento de Educación Ambiental del Bioparque Municipal “La Máxima”, se impulsa una campaña de información y educación que apunta a desalentar la tenencia de animales exóticos como mascotas.