En el Bioparque Municipal “La Máxima” se trabaja en un nuevo plan de conservación, con la asistencia técnica de fauna de la Provincia de Buenos Aires, que consiste en el rescate, crianza y reproducción de Tyto Alba, las llamadas comúnmente “lechuzas del campanario”.

“En este momento tenemos el material para construir las cajas nido, y esas cajas se van a instalar en las Escuelas Rurales de Olavarría. Estamos vinculados con instituciones educativas y laborales para comenzar la construcción de las cajas nido, que van a servir en un primer momento para que sean habitadas por lechuzas naturalmente y en la segunda etapa, Fauna de la Provincia va a derivar parejas reproductivas de Tyto Alba para que tengamos acá la base de reproducción de lechuzas del campanario”, sostuvo el director del Bioparque Flavio Maldonado.

Asimismo indicó que el objetivo final del plan de conservación de Aves Rapaces reside en que las lechuzas del campanario son controladores biológicos de roedores, ya que se alimentan principalmente de ellos. De esta manera se pretende disminuir las poblaciones de roedores e indirectamente las enfermedades que transmiten, como hantavirus o fiebre hemorrágica, por ejemplo.

Maldonado remarcó que dentro del proceso, “una vez que tengamos reproducción, avanzaremos en zonas urbanas y periurbanas. Cabe destacar que la Red de Docentes Rurales de Olavarría están colaborando activamente con la propuesta, planificando encuestas que permitan conocer la percepción cultural y conocimiento que existe de estos animales en el campo y de esa forma trabajar con talleres de Educación Ambiental focalizadamente cuando la percepción sea negativa y fortalecer la visión positiva en las escuelas que tengan una percepción diferente”.

Aquí lo importante es que los estudiantes van a participar de todo el proyecto de conservación haciendo ciencia para la conservación de especies claves del ecosistema.

Por último cabe destacar que un grupo de investigación del CONICET de La Pampa, se mostró interesado en el programa para asesorar e intentar vincularse mediante la realización de talleres para que los estudiantes puedan colaborar en el anillado de las aves, su seguimiento y reconocimiento, el monitoreo de las cajas nido, su mantención y la realización de encuestas.

En este caso la realización de encuestas resulta importante en el inicio del plan de conservación en Olavarría, para conocer la percepción que tiene la población sobre las aves rapaces, porque en el caso particular de las lechuzas, hay personas que las consideran animales benéficos por suerte, pero hay otro grupo de personas que las considera animales de mal augurio.

“La idea es que, en principio las Escuelas Rurales, tengan un relevamiento de cuál es el comportamiento que tiene la población de estas aves. Tenemos que trabajar con talleres de educación ambiental en aquellos casos en los que la percepción sea negativa y los chicos van a ser partícipes de un programa de conservación real y concreto que es el seguimiento a campo de, en este caso, lechuzas”, enfatizó el Director de La Máxima.

El programa de conservación de Tyto Alba se sumará a los ya vigentes del

Bioparque:

Pecarí de Collar

“Tenemos preparados para llevar al Parque Nacional Iberá. Estaba todo listo para marzo, pero con la pandemia tuvimos que postergarlo”, contó Flavio Maldonado.

Asimismo indicó que se firmó un convenio de colaboración con CLT (The

Conservation Land Trust) porque “tenemos una carta de intención, ellos intentan derivar tapires a La Máxima –el mamífero más grande de la Argentina– porque trabajan en la reintroducción de tapires en Iberá. Entonces los derivan a instituciones que hagan reproducción para la reintroducción en los próximos años. Nos sumaríamos a ese también”. 

“Con los pecaríes están muy interesados. Existen pocas poblaciones de pecaríes en cautiverio para que puedan ser reintroducidos y nosotros acá en Olavarría entablamos lazos con otras instituciones para concentrar los animales, mantener varios núcleos reproductivos y llevar a Corrientes”, explicó.

Guacamayos Rojos

“Con los guacamayos tenemos instalados todos los nidos -que no los teníamos- y empezamos a probar con bolitas que semejan ser huevos, porque el año pasado hubo postura pero rompieron los huevos. Entonces probamos con esas bolitas para que se desacostumbren a romper el huevo, a ver si este año con la postura tenemos éxito en la crianza de pichones”, relató Maldonado.

En este sentido indicó que “esperamos tener éxito en la postura, el año pasado pusieron dos huevos a fines de diciembre y no tuvimos éxito porque los animales deben tener experiencia en la incubación. Con el cóndor nos sucedió algo similar: un año con dos huevos infértiles y al otro año logramos el nacimiento de los pichones”.

Cóndor Andino 

Maldonado explicó que, debido a la pandemia, surgieron contratiempos porque la cóndor que nació el año pasado en el Bioparque, “no pudo ser llevada al Eco

Parque de Buenos Aires para su liberación. Entonces quedó acá y estamos viendo de armar un ambiente para poder tener la pichona en aislamiento humano. Al tener el Bioparque cerrado, esa condición podemos cumplimentarla y esperamos realizar el manejo adecuado para que la pichona tenga la oportunidad de ser liberada en la Meseta de Paileman. La liberación sería el año que viene”.

“Hoy tenemos otra hembra en condiciones de formar una pareja reproductiva exitosa y estamos trabajando en Red para lograr encontrar un macho que pueda estar con ella”, concluyó.