“Prepárense. Esta va a ser una noche larga. Que la pasemos muy bien”. Así, con estas palabras que auguraron una velada especial, Raly Barrionuevo comenzó su recital, quizá el mejor de los recitales que ha brindado el músico santiagueño en tierras olavarrienses.
No es la primera vez que Raly pisa las tablas de nuestro Teatro Municipal, incluso ha ofrecido su música en otros escenarios de nuestro Partido. Sin embargo, el recital de la noche del sábado tuvo un atractivo singular: una puesta de luces impecable y un sonido con loops e instrumentaciones novedosas, sumado a la participación de Cci Kiu como invitada especial, configuró una noche de esas que no se olvidan.
En esta oportunidad, Raly Barrionuevo presentó su último material, “La niña de los andamios”, un disco autobiográfico e introspectivo como él mismo lo define, con reminiscencias a su infancia, sus padres y a la Madre Tierra. Un disco musicalmente exquisito.
El cantautor trashumante abrió el show con “Mi esfera de cristal”, una canción dedicada a su padre recientemente fallecido. “Cuando él se fue todo dormía, la primavera y el sol. Secó sus ojos, besó mis manos y me dejó una canción…”, cantó Raly ante el emotivo aplauso del público. Siguió la noche con Eva Luna, “una canción dedicada a las mujeres que cuentan historias: abuelas, tías, madres, compañeras…”. Eva Luna fue el preludio para ofrecer un tema dedicado a su mamá, “a quien despedí con mucho agradecimiento”. “La niña de los andamios”, tema que da nombre al último disco, es una canción dedicada a ella y a su memoria. Y, para coronar su recuerdo, continuó con “La casa de mi madre”, tema de “Circo Criollo” (2000). “Habla de esos tiempos en que uno, de niño, siente que el patio es el universo”.
Luego llegó el turno de “Y seremos agua”, canción que Raly dedica a este elemento vital vinculado a nuestra propia esencia. “Mirando un poco el agua siento que es nuestro espejo, nos muestra lo que somos. Si es clara, si es turbia, es nuestro reflejo”.
“Apenas estamos calentando la garganta”, deslizó Raly sobre el escenario, pasadas las 23 hs., ante un público que ya disfrutaba a pleno del show. Y así continuó el músico oriundo de Frías recorriendo toda su discografía. Se destacaron “Niña fuego de la América Sangrada” (“Rodar”, 2012), un homenaje a Víctor Jara, que nació en su primer viaje a Cuba y “Si acaso vuelves” (“Circo Criollo, 2000), que dieron paso a una serie de chacareras, momento en que Raly invitó a bailar a todo aquel que así lo quisiera.
“Un pájaro canta” (“El principio del final”, 1996), “Mujer caminante” (“Rodar”, 2012), “A la libertad” y “La gente del campo” (“Noticias de mi alma”, 2007) y “Frías” (“Población Milagro”, 2002) fueron algunos de los clásicos que ofreció Raly ante los aplausos acompasados de los presentes.
El momento más emotivo de la velada estuvo de la mano de la interpretación de “Niña Luna”, tema dedicado a la única hija del músico, que no nació, pero que “llegó para sanarme…”. La conexión con el público logró su cúspide y dejó un excelente marco para la interpretación rockera de “Hasta siempre comandante”.
Finalizado este momento, Raly brindó el escenario para que se luzca Cci Kiu, quien lo acompañó durante todo el show. Compositora y cantautora radicada en Córdoba, Cci Kiu es multinstrumentista y arregladora de diversos estilos, que van desde el género canción hasta la música contemporánea fusionada con electrónica, folk, experimental. La música de Cci Kiu es un viaje por distintos paisajes sonoros en donde constantemente apela a una búsqueda introspectiva, sensible, pasando por todos los estadios posibles, desde sus letras, hasta cada detalle que aparece en la tímbrica que selecciona.
Luego Raly regresó al escenario con una canción de cuna, que como él mismo dijo podría estar dedicada a sí mismo, en aquellas noches en vela que le roban el sueño. Así sonaron los acordes de “Duerme” (“Rodar”, 2002).
La noche continuó con la interpretación de los clásicos de siempre, con la participación de Franco Barrionuevo, para culminar la noche con “Circo Criollo” del disco que lleva su nombre, “Chacarera del Exilio” (“Paisano vivo”, 2006) y un encendido aplauso del público.
El bis no se hizo esperar. “Zamba y acuarela” fue coreada por los presentes, que no querían que terminara la velada. Siguieron “Alma de Rezabaile” y “Somos nosotros” (“Circo Criollo”, 2000). “Somos mensajeros de la lucha y la verdad. Somos peregrinos de la amada libertad” cantó todo el Teatro al unísono, para luego despedirse de un show inolvidable.