Miles de olavarrienses fueron partícipes de los Corsos Oficiales 2017 que se realizaron el pasado fin de semana largo en el Parque Eva Perón. En cada una de las noches “La Nueva Venus”, la reina momo de este año, encabezó el desfile por el Corsódromo “Gabriel Antonio.
Este año, el momo estuvo representado por una mujer y fue creado, aunando criterios con diferentes áreas de la comuna, por Carlos Candia, Luciano Díaz y Víctor Hugo Muñoz, representantes de la Subsecretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad del Partido de Olavarría.
Guiada por el espíritu de sus creadores, La Nueva Venus representa una nueva mirada sobre los estereotipos, la belleza y el rol de la mujer en nuestra sociedad. Una mujer que no se guía por los cánones impuestos cuyos ojos no están abiertos para mirar, sino que ver a través de sus ojos cerrados, por donde sueña ver sin prejuicios, sin estereotipos estéticos, volviendo a las profundidades del mar.
La Nueva Venus celebra el despojo de los cuerpos en sus diversos géneros, pero que se unen con un mismo propósito: festejar el carnaval. Y como todo carnaval, su final no puede ser otro más que un ritual digno de “fiesta pagana”. Por ello, en cada última noche de carnaval se realiza la tradicional “quema del momo”, ritual que marca el fin del festejo al quemar un muñeco simbólico hasta que queden sólo cenizas.
Se realiza principalmente como forma simbólica de eliminar los pecados, ya que una vez quemado el Momo, también se limpia a las personas de los pecados realizados durante el festejo.
El testamento de este año, realizado por Matías Verna –con el seudónimo «El crudo»– fue el siguiente:
“Amigos de Olavarría, vecinos de ciudades cercanas, espectadores de siempre… ¡¡¡Muy buenas noches!!! Tal vez piensen que esta noche no tiene nada de bueno para mí, porque luego de este testamento me iré, porque la tradición así lo dice y hasta el año próximo un sucesor volverá a verlos.
Pero me emociona escribir esto, porque sé lo que esperan para presenciar los corsos y estas noches de carnaval, sé del trabajo constante de las comparsas ensayando a orillas del Tapalqué o en predios barriales porque escucho el eco de los bombos y los redoblantes hasta altas horas de la noche y veo en las estrellas el reflejo de los trajes que tan minuciosamente fueron confeccionados.
Siento en nuestra tierra el temblor de las coreografías y el espíritu de cada participante por dejar lo mejor, marcando en cada paso las huellas a fuego dejando una parte que grabe la historia de otro festejo popular.
Yo soy la moma, la reina. Presido estos festejos pero sin ustedes no sería nada. No tendría identidad sin el acompañamiento de todos y seguramente los corsos serían distintos sin mí.
Quiero decir en estas palabras que los necesito como ustedes a mí. Que nos necesitamos. Que no sirve de nada el individualismo y los egos absurdos porque la alegría de nuestra gente es mi alegría y si alguien falta el cartón no está lleno y una ausencia nos entristece y todo es distinto.
Juntos y unidos es mejor.
El amor es la salvación. La risa, la música, el baile, los disfraces, los mensajes esperanzadores son el aire que el pueblo necesita, sin banderas políticas ni partidismos. Sólo con el corazón.
Me emociona ver una vez más a esos viejitos que nuevamente consiguieron el lugar apropiado y las sillas para ver el show y a esa familia numerosa que pudo concurrir para ver a la nena y al nene bailar.
En otros tiempos recuerdo a las mascaritas con caretas de tela blanca y un elástico atado en la nuca por el sólo hecho de reír. Algún grupo de amigos se disfrazaba con polleras y corpiños de la abuela y los travestis le daban luz y color a las noches.
Soy hija de una idea y de muchas manos que tallaron mi cuerpo para acompañarlos y que me recuerden. Les cuento un secreto, pero no se lo digan a nadie: no quiero que me olviden.
La identidad de las que le hablaba anteriormente es una pariente cercana un poco enojada con el olvido, no se llevan muy bien, pero se necesitan y si se sentaran a hablar seguro harían las pases y todo sería distinto.
Les repito, no quiero que me olviden. Quiero que guarden la imagen de la primera vez que nos vimos y con el tiempo y las vueltas del Corsódromo cómo nos empezamos a familiarizar y hasta me atrevería a decir a extrañar. ¿O acaso no se preguntaban cuando pasa otra vez la moma?
Debo irme y ustedes también, mañana vuelve la rutina laboral, pronto los niños retomaran la escuela y todo tomará su curso nuevamente, por eso despidámonos como buenos amigos con un hasta luego. Que esta noche y las pasadas dejen en nuestro cuerpo el aire distinto de un fin que no concluye.
Los voy a extrañar.
Me haré cenizas y resurgiré. No lloro, sólo me emociono un poco porque soy la reina y debo mantener mi compostura… Que va, permítanme emocionarme completa como una olavarriense más y listo.
Los abrazo, los cuido y los saludo.
¡¡¡Hasta siempre!!!”