Durante el mes de septiembre llegarán, al Bioparque Municipal “La Máxima”, pecaríes de collar provenientes de diferentes Bioparques de la provincia de Buenos Aires.
Tras una alianza con estos espacios bonaerenses y la Dirección de Fauna, se reconoce el trabajo que se realiza en Olavarría con la especie. Este programa implica alianzas comunitarias y educativas que velan por la conservación natural.
Estamos trabajando en consolidar una segunda piara para ser reintroducida en el 2020 y este mes estamos esperando llevar el segundo grupo al Centro de cuarentena Aguara para su posterior reintroducción en los Esteros del Iberá.
El pecarí de collar o morito (Pecari tajacu) es un tayassuido de amplia distribución que se encuentra desde el sur de Estados Unidos hasta el centro de Argentina. Se trata de un mamífero ampliamente adaptable que habita desiertos, bosques secos y selvas húmedas desde el nivel del mar hasta los 2.400 metros. Aunque también habita pastizales abiertos, parece necesitar una cierta cobertura arbórea o arbustiva que le sirva de refugio y de fuente de alimento. Su dieta es bastante amplia y está compuesta por frutos, hojas, tubérculos y -en menor medida- de otros animales.
El pecarí de collar está catalogado en la lista roja de UICN como una especie de riesgo bajo o “potencialmente vulnerable”. Presenta extinciones locales como en Corrientes, Entre Ríos, buena parte de Santa Fe, sur de Córdoba y SE de Santiago del Estero.
Dentro de la región del Iberá, se cita su presencia histórica en las isletas de selva de Puerto Valle (al noreste de la Reserva Natural Iberá) de donde desapareció, principalmente por la cacería y los desmontes, a mediados del siglo 20.
Queremos citar la importancia de realizar controles de Jabalíes exóticos y cerdos cimarrones más o menos hibridados con jabalíes (Sus scrofa) ya que diferentes estudios han evaluado la competencia entre pecaríes de collar y cerdos cimarrones, fundamentalmente comparando áreas donde habitan solo los primeros con otras donde se encuentran ambas especies. La conclusión es que ambas especies pueden coexistir en el mismo territorio, aunque la presencia de cerdos cimarrones tiende a limitar la abundancia de los pecaríes. Por esto resulta recomendable combinar las acciones de reintroducción de pecaríes con otras destinadas a controlar la abundancia de los cerdos cimarrones.
Trabajar en la reintroducción de especies en ambientes naturales implica recomendar la necesidad de control de especies exóticas que interfieren y compiten con nuestras especies autóctonas, valorizando el trabajo que hacemos en Conservación desde los Bioparques y Parques Nacionales, ya que la invasión de especies exóticas pone en peligro a las especies en particular y a los ecosistemas que nos brindan los bienes y servicios ambientales y de los cuales dependemos.