En el mes de marzo se conmemora a nivel mundial la Semana de Sensibilización sobre la Sal, con el objetivo de promover la implementación de acciones para reducir el consumo de sal en la población y proteger la salud cardiovascular.
El tema para el corriente año es «¡Esconder y Buscar!», que subraya el problema de la sal «escondida» en muchos productos procesados, listos para consumir y en los alimentos de los restaurantes, y las dificultades que los consumidores enfrentan para buscar opciones bajas en sal.
En este sentido, la Dirección de Bromatología del Municipio adhiere a dicha conmemoración mediante la difusión de pautas para detectar la sal en los productos procesados. Tales pautas fueron elaboradas por personal del Ministerio de Salud de la Nación.
El consumo habitual de sal en exceso es perjudicial para la salud: aumenta la presión arterial a cualquier edad y contribuye a las enfermedades del corazón, principal causa de muerte en la población adulta de nuestro país.
En Argentina, se estima que se consumen 10 a 12 gramos diarios de sal, mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda menos de 5 gramos por día (1 cucharadita). Además, se calcula que la mayor cantidad de sal que consumimos proviene de los alimentos procesados, y no de la que añadimos al cocinar o comer.
En este sentido, es importante diferenciar los conceptos de sal y sodio. La sal es un compuesto que abunda en la naturaleza y está formada por el mineral sodio, responsable del sabor salado. Los alimentos naturales (frutas, verduras, legumbres y carnes frescas) aportan pequeñas cantidades de sodio que son las que nuestro organismo necesita para su funcionamiento.
La sal (cloruro de sodio) es la principal fuente de sodio en nuestra alimentación. Pero podemos distinguir entre la sal visible, aquella que agregamos al cocinar o servir las comidas en la mesa, y la sal invisible, la que proviene fundamentalmente de alimentos procesados (por ejemplo: fiambres, embutidos, caldos, conservas, etc.), que aportan alrededor del 70% del sodio consumido.
La sal tiene múltiples usos en la elaboración de alimentos: conservar, aportar humedad, textura, color, entre otros. Además de añadirse específicamente como sal, el sodio se incorpora como parte de aditivos, es decir compuestos que cumplen funciones específicas, por ejemplo: leudantes químicos (bicarbonato de sodio), resaltadores del sabor (glutamato de sodio), conservantes (lactato de sodio), etc.
Alimentos con mayor contenido de sal
Los grupos de alimentos que aportan mayor cantidad de sal son: panificados, galletitas, productos de copetín; productos cárnicos; quesos, sopas, caldos, aderezos y conservas. Algunos alimentos contienen elevada cantidad de sal y no son salados, ya que suelen presentar otros ingredientes que enmascaran su sabor.
Buscá la etiqueta (mirá, compará y elegí)
En la tabla nutricional: mirá el contenido de sodio por porción, compará con otro producto similar y elegí el de menor valor de sodio.
En la lista de ingredientes: identificá si tiene sal añadida y/o algún aditivo con sodio.
Recordá que el consumo total de sal recomendado es menos de 5 gramos por día! Para calcular la relación sal/sodio, tené en cuenta que la cantidad de sal es igual a la cantidad de sodio multiplicada por 2.5 (sal = sodio x 2.5).
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- Moderá el consumo de alimentos procesados.
- Cociná sin sal, y de ser necesario, agregá un poco luego de la cocción.
- Evitá el salero en la mesa, también contribuye a desarrollar un hábito saludable en los niños.
- Realzá el sabor de las comidas con hierbas aromáticas frescas, especias, jugo de limón, ajo, etc.
- Aumentá el consumo de frutas y verduras.