Del 1 al 7 de agosto del 2023 se celebró la Semana Mundial de la Lactancia. Este año, el lema se basa en apoyar a la madre trabajadora en su período de lactancia y promover los espacios de lactancia en los ámbitos laborales. De esta manera se garantiza a las trabajadoras madres en periodo de lactancia la disponibilidad de espacios de extracción y conservación de leche materna.

En este sentido, al ser consultada sobre la temática, la Lic. Gabriela Rosatto (psicóloga de planta de Salud Mental, trabaja en Pediatría, Neonatología y el CAPS N° 26); hizo hincapié no sólo en la indiscutida importancia de la lactancia sino también, en contraposición a ello, en la presión social por el ideal materno que pesa en muchas mamás, desde el punto de vista psicológico. Ideal que se transmite y se perpetúa, mediante el cual, sostiene la profesional, “se espera que toda buena madre amamante a su bebé”.

Desde los protocolos de lactancia se plantea como escenario ideal que un bebé de menos de seis meses reciba lactancia materna exclusiva y la misma se extienda hasta los dos años aproximadamente.

“Considerándose que la leche de madre es mucho más que un alimento: es un tejido vivo y cambiante, lo que significa que se va a ir adaptando a lo que el bebé necesita, alimentando y dándole defensas” explica la profesional, al tiempo que añade que es sabido que amamantar también es bueno para la madre, ya que favorece la relación con su hijo/a al constituirse la lactancia como un momento de encuentro y contacto.

Pero ¿Qué sucede cuando por alguna razón la mamá no puede amamantar a su bebé?

“Desde el punto de vista psicológico  – destaca Rosatto – se evalúa que muchas mamás sienten una presión social por el ideal materno que se trasmite y se espera que toda buena madre amamante a su bebé. Hay múltiples motivos por los cuales una madre no pueda amamantar a su bebé”.

“Desde mi lugar de trabajo en Neonatología, he acompañado muchas ´madres suficientemente buenas´- (como dice el psicoanalista Donald Winiccott)- que no han podido amamantar a sus bebés. Algunas por deseo personal, teniendo sus propios ideales y principios basados muchas veces en vivencias y/o traumas personales. Otras por prescripción médica, por medicaciones que toman por cuestiones de salud, otras por haber tenido situaciones complicadas en el parto que las llevaron a quedar internadas varios días post nacimiento en UTI (terapia intensiva), otras por haber accedido a la maternidad desde la adopción, entre muchos otros ejemplos. Más allá del sin fin de razones que puede haber en estas situaciones, lo que se pone en juego es muchas veces ´la culpa´ de sentirse ´malas madres´ por no cumplir con un ideal social con el que crecemos”, subraya la profesional.

Desde el punto de vista psicológico, si bien se considera que la lactancia materna favorece el vínculo materno filial, no es el único vehículo para acceder a este vínculo, ni tampoco lo garantiza. Justamente esto explica Rosatto, quien plantea que “hay infinidad de ejemplos, que con solo mirar nuestro alrededor podremos observar, de madres que mientras amamantan no están conectadas con la mirada en su bebé sino que están con la mirada en su celular, en una charla con otra persona, mirando tv, fumando, entre otros ejemplos de la vida cotidiana que podemos expresar”.

Por el contrario, explica la psicóloga, “hay un sinfín de ejemplos de madres alimentando a sus bebés a través de sondas nasogástricas cuando ellos están internados y aún no succionan, con mamadera con su propia leche materna que se han extraído, o con leche de formula adecuadas a las necesidades de su bebé, y sin embargo conectan desde la mirada, desde la palabra, desde el deseo y el amor de nutrir a su hijo de una manera distinta a la que el ideal de la sociedad espera”. Entonces, sostiene la profesional, el hecho de amamantar no garantiza el vínculo entre mamá y bebé, más bien el deseo de maternar y de alimentar desde todos los aspectos de la vida a ese bebé.

Para concluir, Rosatto considera: “el mensaje que intentamos promover es respetar todas las formas de alimentación, dado que no sabemos muchas veces qué historias, que situaciones han atravesado esas madres para tomar la decisión de amamantar o no”.

“A su vez y por último, el garantizarles a las mamás un espacio en su lugar de trabajo que promueva la lactancia materna, si esa fue su decisión y su deseo de hacerlo, respetándolo y ayudando a favorecerlo, es de vital importancia, como también lo es respetar y favorecer otras formas de alimentar en el periodo de lactancia de un bebé”.